Un defecto que, con frecuencia, tienen las personas con grandes sueños y con mucho deseo de superación es que tienden a ser muy duras consigo mismas. Sus propios deseos y aspiraciones las llevan a mantener su mente tan enfocada en el futuro, en lo que quieren alcanzar, que tienden a olvidar rápidamente muchos de los logros que van obteniendo en el camino. Sin hablar de los que ni siquiera reconocen como logros, y que terminan pasando completamente desapercibidos. Esto obviamente genera la ventaja de mantener los ojos puestos en el premio más gordo, y seguir poniendo acción enfocada. Pero, tarde o temprano, siempre termina en una desventaja mayor, en forma de agotamiento extremo, desmotivación y frustración. Haz el ejercicio de comparar dónde estabas hace un año, y dónde estás ahora, y toma la decisión de disfrutar cada paso que ya has dado en la dirección correcta.