
A veces nuestra alma necesita afinarse como un instrumento para poder adorar de verdad. En este episodio veremos cómo una mujer derramó su perfume como símbolo de entrega total, cómo el rey David se desarmó en adoración sin importar el qué dirán, y cómo Pablo y Silas cantaron en la cárcel cuando todo parecía perdido. Tres momentos, una misma esencia: una adoración real, profunda y sin filtros. Es tiempo de afinar el alma… ¿estás listo?