
Es imposible dar un fruto del Espíritu Santo sin estar unidos a Cristo. Nuestra permanencia en Él es la única forma de poder dar ese resultado. El Padre celestial es el gran agricultor que espera recoger mucho fruto en cada uno de sus hijos. Como discípulos de Jesucristo estamos llamados a estar en unión con Él y es solo por la vida de Él en nosotros que podemos llevar mucho fruto.