
Este es un sermón sobre cómo los cristianos deben vivir en este mundo, pero sin ser parte de él. Se habla de la importancia de mantener una vida centrada en los valores del Reino de Dios, siendo testigos de su amor y justicia, sin dejarse arrastrar por las influencias y tentaciones del mundo. El sermón invita a reflexionar sobre cómo podemos ser luz y sal en medio de una sociedad que a menudo va en contra de los principios cristianos.