
Hermanos, hemos visto en nuestros mensajes que Nehemías fue un líder que no se rindió ante la oposición. Cuando los enemigos atacaban desde afuera, él respondía con oración y trabajo. Pero en esta ocasión, el enemigo ya no estaba afuera… estaba dentro del pueblo. Los judíos más ricos estaban oprimiendo a los más pobres. Los poderosos prestaban dinero con intereses abusivos, confiscaban tierras, y convertían en siervos a los hijos de sus propios hermanos. El clamor de los oprimidos llenó la ciudad. Y Nehemías tuvo que detener la obra para enfrentar el pecado que amenazaba con destruirlo todo desde adentro. La codicia había creado desigualdad, y la injusticia estaba manchando el testimonio del pueblo de Dios. Así que Nehemías, con valor y discernimiento, decidió enfrentar la iniquidad cara a cara. Y eso, mis hermanos, es lo que necesitamos aprender hoy: cómo mantener la valentía frente al pecado, incluso cuando duele confrontarlo. La valentía frente a la iniquidad.