
Nuestro pastor de jóvenes y líder de adoración nos enseñó cómo la adoración y el evangelismo son esenciales en la vida del creyente. La adoración nos conecta con Dios y nos transforma, mientras que el evangelismo es la respuesta natural de ese encuentro: compartir con otros lo que Cristo ha hecho en nosotros. Ambos son parte fundamental del discipulado.