
La semana pasada estudiamos esta escena donde todo el pueblo de Israel come los despojos de guerra con su sangre. Vimos que ese era un pecado grave En ningún momento vemos al pueblo implorando perdón al respecto, sino que Saúl, el rey, digamos que arregla la situación colocando una roca para que los animales fueran puestos ahí y se desangraran para luego comerlos apropiadamente.
Pensaríamos que aprendieron su lección, deben honrar a Dios en todo momento y deben hacerlo adecuadamente.
La situación fue tensa, al punto que Saúl estaba dispuesto a matar a su propio hijo.
Ahora, me parece que estos versículos de hoy son como una oportunidad de hacer las cosas correctamente.
PETRA