
Genesaret es uno de los pocos lugares que Jesús visitó donde pudo desarrollar su ministerio abierta y fructíferamente, muy distinto a lo que le sucedió en su tierra, Nazaret, donde no hizo muchos milagros a causa de la incredulidad de sus habitantes. Genesaret representa muy bien a todo aquel que recibe a Jesús y cree en Él como su gran Salvador sin vacilar.