
Un viaje a Ítaca para vivir la escena más poderosa de la Odisea: un perro viejo, un amo disfrazado y un reencuentro que ocurre con la nariz. Te cuento, con lenguaje sencillo y desde mi mirada de etólogo y entrenador, quién fue Argos, cómo se forjó su vínculo con Odiseo y por qué los perros pueden reconocernos aunque pasen años. También te llevas tips prácticos: respeto al olfato, rutina, “quieto” como autocontrol y cuidados para perros mayores. Cerramos con un mensaje que se queda en el pecho: a veces, todo cabe en dos golpes de cola y un suspiro.