
«Ya no sois extraños ni extranjeros, sino conciudadanos con los santos, y miembros de la familia de Dios».
(Efesios 2,19)
Miramos hacia adelante con nuevos ojos.
2,020 y 2,021 han sido años de pandemia y el futuro se presenta todavía con incertidumbre. A nivel eclesial, la palabra que caracteriza este nuevo tiempo es la sinodalidad, y con ello se abren horizontes de participación, de novedad y de creatividad.
El desafío está planteado:
encontrar nuevos espacios eclesiales que posibiliten y refuercen la ciudadanía eclesial. Las redes, los esfuerzos por aplacar la crisis socio-económica y ecológica, las iglesias domésticas, los grupos, las asociaciones y los movimientos emergentes, el impulso de las iglesias locales y su diversidad ritual, la renovación teológica y la secularidad como energía reformadora, son algunos de los espacios emergentes.