
III. El Pecado Tiene El Poder de Destruir Nuestros Talentos.
A. La Biblia y la sociedad secular comprueban que el pecado puede destruir nuestros talentos.
1. Por causa del pecado de la cobardía y la inseguridad el hombre que recibió un solo talento terminó perdiendo lo que su amo le había dado.
Mateo 25:14 Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. 15 A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. 16 Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. 17 Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. 18 Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. 19 Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. 20 Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. 21 Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 22 Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. 23 Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25 por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. 26 Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. 27 Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. 28 Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. 29 Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 30 Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
En esta parábola, Jesús compara el reino de los cielos con un hombre que entrega diferentes cantidades de talentos a sus siervos antes de irse de viaje. Un talento era una medida de dinero en la época.
El siervo que recibió cinco talentos y el que recibió dos talentos trabajaron y lograron duplicar su cantidad. Ambos fueron elogiados por su fidelidad y se les dio una recompensa, invitándolos a entrar en el gozo de su señor.
Sin embargo, el siervo que recibió un solo talento tuvo miedo y decidió esconderlo en la tierra. Al regresar el señor, este siervo devolvió el talento sin haberlo multiplicado. El señor lo reprendió por su falta de diligencia y lo llamó siervo malo y negligente.
La enseñanza de la parábola es que Dios nos ha dado diferentes capacidades y recursos, y espera que los utilicemos y los multipliquemos para su reino. Aquellos que son fieles y diligentes en el uso de lo que se les ha dado serán recompensados, mientras que aquellos que no lo hacen enfrentarán consecuencias.
Esta parábola nos insta a utilizar nuestros talentos y recursos para servir a Dios y a los demás, en lugar de temer y desperdiciar lo que se nos ha dado. También nos recuerda que somos responsables de nuestras acciones y que seremos llamados a rendir cuentas ante Dios.
2. Yo he conocido a grandes predicadores con mucho talento que por causa del pecado ya no pueden predicar. La oportunidad les fue quitada, por alcohol, drogas, mujeres, etc.
3. Grandes hombres empresarios, lideres comunitarios, personas con mucho talento para hacer el bien ya no pueden hacerlo porque el pecado destruyó sus talentos.
4. Por lo tanto, no dejemos que el pecado destruya nuestros talentos.