
Hoy quiero hablarte de algo tan simple y tan poderoso a la vez: una llamada.
Una acción pequeña, pero capaz de cambiar el rumbo de una vida.
Vivimos creyendo que siempre habrá tiempo.
Que mañana podremos decir lo que no dijimos hoy, que habrá otra oportunidad para pedir perdón o para decir “te quiero”.
Y sin darnos cuenta, vamos dejando para después los gestos que más importan.