
Hoy quiero hablarte de algo que parece bueno, pero puede destruirte si no sabes cuándo detenerte: decir que sí a todo.
Vivimos queriendo agradar a todos: ayudamos, complacemos, nos esforzamos más de lo que podemos, solo para no decepcionar a nadie.
Y poco a poco, empezamos a desaparecer detrás de las necesidades de los demás.