
La Casa de Borley, conocida como la residencia más embrujada de Inglaterra, ha sido el escenario de fenómenos paranormales que han desconcertado a investigadores y testigos durante más de un siglo. Construida en 1862, la casa fue testigo de apariciones fantasmales, extraños sonidos y la presencia inquietante de una monja espectral, cuyo trágico destino quedó marcado en las leyendas locales. A lo largo de los años, numerosos residentes vivieron eventos inexplicables, como objetos que se movían solos, mensajes escritos en las paredes y la sensación constante de ser observados por fuerzas invisibles.
El famoso investigador Harry Price, junto al Ghost Club, documentó estos fenómenos en la década de 1930, llevando a cabo vigilias y grabaciones que revelaron la intensidad de la actividad paranormal en la casa. Incluso después de que la Casa de Borley fuera destruida por un incendio en 1939, los relatos de avistamientos de la monja y otros fenómenos inexplicables continuaron, consolidando la leyenda de este lugar como uno de los más aterradores en la historia de lo sobrenatural.