
¿Podemos, por un instante, imaginar un mundo en el que las formas de amar no estén marcadas por los celos, la violencia, la mentira, la traición, el adulterio, el dolor y el abandono? En nuestra sociedad, los amores se excluyen entre sí, se crean jerarquías y se naturalizan estos elementos. ¿Podemos imaginar una situación en la que nuestras distintas relaciones familiares, de amistad y erótico-afectivas tengan la misma importancia? Es decir, donde mi relación con mis amigos no compita con mis relaciones amorosas. O donde nuestras distintas historias amorosas no entren en confrontación unas con otras.