
Lo que no se puede comprar, se puede construir
Muchos dueños de restaurantes piensan que para mejorar su negocio necesitan renovar mobiliario, cambiar la carta o contratar a un influencer gastronómico. Pero lo que _Setting the Table_ enseña es que el lujo verdadero nace del trato humano, no de la decoración.
Podemos tener un restaurante modesto, sin manteles largos ni vajilla importada, y aun así ofrecer una experiencia que compita con los grandes. ¿Cómo?
Con algo que no aparece en ningún presupuesto: la educación emocional del equipo.
Una sonrisa sincera, un “buenas noches” que mira a los ojos, un mesero que recuerda el nombre del cliente o cómo le gusta su vino: esas son las acciones que construyen hospitalidad.
Y no cuestan dinero.
Cuestan atención, formación y coherencia