Para agregar valor la actividad más importante es ponerse en disposición de hablar sistemáticamente con los clientes y averiguar que cosas no veo o que tienen un valor diferente al que estoy planteando yo Lo central es no apoyarnos únicamente en nuestra experiencia personal a la hora de ofrecer nuevas posibilidades a nuestros clientes. Nuestra experiencia personal es seguramente la que hace que nos tiremos a la pileta, pero luego hay que hacer una práctica del hecho de hablar sistemáticamente con los clientes. Un motivo para ello es que hay una posibilidad muy grande de que encontremos nuevas alternativas para generar ofertas valiosas dado que escuchando al cliente es en donde aparecen las posibilidades más interesantes. Escuchar no solo es sentarse frente a frente, sino también participar del medio en el que el cliente está inmerso o observar su comportamiento Hay algunas innovaciones que son más sencillas de entender por parte del cliente y otras que provienen de espacios menos comunes, y que en ocaciones son más dificultosas de transmitir. Ahora bien, también existe el espacio en donde las prácticas ya están sucediendo solo que de manera diferencial, y muchas veces pormenorizadas por su entorno. Hablando con los clientes es la única manera en la que puedo descubrir esas alternativas.