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¿ERES LA RESPUESTA A LA CRISIS QUE VIVE TU NACIÓN?
El reflejo de un país radica no solamente en sus gobernantes, sino en su gente. La tipología de las personas, su comportamiento, conducta, forma de convivir, decisiones, y todo lo que hace el individuo, le lleva a formar parte de un todo como sociedad.
Una sociedad o un país están donde está no por inercia, sino por su liderazgo. Alguien para bien o para mal, lo llevó donde está, por eso el liderazgo es tan importante.
Los líderes son los responsables de llevar al éxito o al fracaso a una nación completa. Son capaces de construir o destruir los elementos básicos de convivencia. Son los que modelan a los ciudadanos formas básicas de comportamiento y son los que dejan ver su carácter ante las pruebas difíciles. Los líderes de una nación son los que delante de Dios pueden cambiar conductas que bendigan a un pueblo entero o son quienes de espalda al creador, están asumiendo su verdad como única, sin importar las consecuencias.
El liderazgo es tan importante, que para que un país prospere, se desarrolle, crezca y las normas mínimas de convivencia sean cotidianidad, quien gobierne a una nación debe ser alguien que inspire, conduzca y tenga el horizonte claro a la hora de decidir.
Yo estoy convencido los ciudadanos, merecemos más del liderazgo que hoy gobierna. Sé que no falta mucho para que una nueva generación formada en lo silente con integridad, valentía, decencia, carácter, lealtad y temor de Dios, tome paulatinamente (y no por asalto) puestos importantes de gobierno, artes, educación, medios de comunicación, ciencia y tecnología, que con convicción y principios puedan decir: “mientras yo esté aquí: ¡NO!”.
Detente un segundo y piensa si tú eres la respuesta a la crisis que vive tu nación, y ordenando tus ideas medita cómo canalizar tu potencial para hacer que los demás vean en ti alguien diferente en quien confiar.
Líder: decide hacer lo correcto y no lo conveniente. En tus manos está que nuestros hijos gocen de un país como el que nos prometió Dios.
