
El 31 de mayo de 2014, en una tranquila ciudad de Wisconsin, Estados Unidos, ocurrió un crimen que sacudió al mundo entero. No fue un asesinato común, ni uno relacionado con pandillas o ajustes de cuentas. Fue un ataque perpetrado por dos niñas de 12 años que, engañadas por las sombras de internet y el mito de una figura ficticia llamada Slender Man