
La vida cristiana también es la mejor catequesis para reflexionar los altibajos que se presentan a lo largo de la existencia. Por eso la personificación de Dios en la experiencia real de nuestro Señor Jesucristo, no es una historia y una realidad eximida del dolor y de la satisfacción, por el contrario, Dios se hizo ser humano, para enseñarnos que todo puede llegar, pero que todo también se puede transformar.