
Una plática sencilla, llena de fe, puede encender una luz que trascienda generaciones. Así ocurrió en Bedford, Inglaterra, cuando unas mujeres hablaron de Cristo sin saber que cambiarían la vida de un hombre que marcaría la historia cristiana. Que esta reflexión te recuerde que tus palabras, aun las más simples, pueden ser instrumento de Dios para transformar corazones.