
La oposición demoníaca busca frenar la obra de Dios y desanimar a Su pueblo, pero el poder de Dios siempre prevalece. Aunque el enemigo se levante con engaños y ataques espirituales, la autoridad de Cristo es mayor. En medio de la batalla, Dios demuestra Su poder liberando, sanando y fortaleciendo a los creyentes. Esta oposición solo evidencia que el Reino de Dios avanza, y que en Jesús tenemos la victoria asegurada.