
El sembrador representa a quienes comparten la Palabra de Dios; la semilla es el mensaje del evangelio que tiene poder para dar vida; y la iglesia es el terreno donde esa semilla crece, se fortalece y da fruto. Juntos muestran cómo el Reino de Dios se extiende cuando la Palabra es recibida con un corazón dispuesto y cultivada en comunidad.