
En esta reflexión exploramos un tema delicado pero crucial: la corrupción en la iglesia.
Más allá del dinero o los escándalos visibles, analizamos las sutilezas de la corrupción en nuestras emociones, decisiones y liderazgo. Un llamado urgente a la integridad, al amor genuino y a recordar que la obra de Dios no se trata de nosotros, sino de Cristo.
Porque al final, seremos medidos por nuestra fidelidad, no por nuestros logros.