
Los 400 años de silencio entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento son verdaderamente una gran enseñanza para poder entender lo que está sucediendo con el pueblo de Dios en el desarrollo de la revelación progresiva. Descubramos y aventurémonos a comprender las problemáticas, identidad y luchas que tuvo el pueblo de Dios antes de la llegada de Jesucristo, y cómo estas fueron formando el contexto histórico y cultural en el que se desenvuelve Jesucristo.