Tu historia es realmente la historia de Dios. Una historia de amor, de perdón, de redención, de hermosa intimidad, de sueños cumplidos y una vida con propósito. Él pagó el precio en la cruz del Calvario para que tu vida fuera hermosa. Lo hizo todo y compró con su sangre lo que necesitabas para vivir en plenitud y libertad (1 Corintios 6:20). Cada día es una oportunidad de Dios, porque lo recibido de Dios se lo entregamos a otros. Cada día, el Señor nos entrega una oportunidad para amar y ser amados. No se trata solo de dar, también implica recibir el amor que Dios quiere traer a nuestra vida. El amor inspira a las personas que te rodean, te lleva a perseguir lo que te apasiona. Cuando funcionas desde un corazón sano y lleno de amor, estás en el punto máximo de aquello para lo cual fuiste creado o creada. Tu desempeño será el mejor y quienes te rodean lo notarán. La gente feliz inspira amor. La clave está en creer lo que Él dice de ti, no lo que las personas dicen de ti. La Biblia dice: No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias (Filipenses 4:6). ¡No te rindas! Aférrate a tu fe y al cuidado de quien más te ama: tu Padre Celestial.