
En los momentos de máxima tensión, entre Syl reprochando a Kaladin, Shallan intentando callar a Renarin, Szeth haciendo lo que no tenía que hacer (acercarse a Radiantes) y muuchos muchos leñazos, la Sanderlanche está en su punto álgido. Pero el ojo de la tormenta no tarda en hacer su aparición, con una despedida que no dura mucho, la llegada al destino esperado, un cambio de color de ojos y… ¿paz y tranquilidad?