
La reputación es como una sombra:
te sigue a todas partes,
pero no podés controlarla directamente.
Podés intentar esconderla…
o iluminarla con tu coherencia.
Porque la reputación no se diseña, se revela.
Es el reflejo de lo que realmente sos cuando nadie te ve.
El inversor Warren Buffett lo dijo con precisión:
toma 20 años construir una reputación… y cinco minutos destruirla.