
La paz y la alegría constituyen aquí en la tierra la verdadera felicidad, y es proporcionada al alma que se abandona completamente a Dios.
El alma, al estar conforme a la voluntad de Dios, encuentra reposo; y aunque este pasando por numerosas pruebas, el alma es semejante a un río caudaloso, en que no se turba por muy dura que sea la prueba pues esta consciente de que todo es venido de las manos de Dios.
El hecho de saber el alma, que está cumpliendo la voluntad de Dios, la llena de mucha paz y alegría; que únicamente el alma misma puede comprender. (Corazones.org)