
Quizá no estés arrastrando mercancías, pero sí responsabilidades, culpas o expectativas, en silencio. Como las sirgueras de Bilbao, lo haces hasta que el cuerpo o la mente dicen basta por el cansancio invisible. Este agotamiento no es solo por exceso de tareas, sino por la invisibilidad, por dar mucho y recibir poco. El tema principal es reconocer el cansancio emocional invisible para poder transformarlo. ¿Lista para escribir un capítulo sin esa cuerda al cuello?
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