
Cuando el covid golpeó la puerta del rancho de mi gran familia, no supe que perdería a mi hermana dos años menor que yo, cuando el covid golpeó la puerta de mi corazón para causar una herida profunda de dolor que ni con la medicina del mejor farmaco del mundo se curaría, y ni siquiera con las diversas vacunas creadas para poder combatir al covid.
Cuando el covid buscó a mi hermana Isabel, para probar su fuerza inmunologica, ni siquiera le dijo por donde, ni desde donde la atacaría, de lo contario ella se prepararía para poder prevenir su ataque, de eso estoy bien seguro, porque ella siempre trataba de respetar a este terrible enemigo. Pero lastimosamente nunca se sabe donde está ese virus mortal para no desafiarlo y actuar sin protección, pues simplemente entró en su cuerpo y la sacudió por mas de una semana.