
Duele más cuando el padre estuvo, pero no supo amar.
Cuando gritaba más de lo que escuchaba, cuando su presencia se sentía como ausencia,
cuando su amor se mezclaba con miedo, silencio o control.
Sanar la figura paterna no significa justificarlo.
Significa liberarte del peso emocional que dejó su historia en la tuya.
Reconocer que detrás de su dureza también hubo un niño herido… pero que hoy ya no necesitas seguir repitiendo ese dolor.
Este episodio te ayudará a comprender cómo ese vínculo marcó tu forma de amar, de confiar y de poner límites,
y cómo puedes sanar esa herida para reconciliarte con la fuerza, la estabilidad y la vida misma.
💬 Si sientes que aún cargas con la herida de tu padre, escríbeme “SANAR” por mensaje directo.
Te acompaño a cerrar ese ciclo y a reconectar con tu poder interior desde la conciencia y la paz.