
¿Estás lista para la temporada navideña? Hay una mezcla de emociones: toda la comida deliciosa, fiestas con amigos y familiares que quizás solamente puedes ver una vez al año, música especial que solo se toca en esta época del año y ciertas actividades que definen la temporada. Sin embargo, también involucra toda la preparación y planificación, la programación para tratar que todo suceda, las compras de los alimentos específicos antes de que se agoten en los supermercados, encontrar las mejores ofertas para los regalos, y la lista sigue...
Los israelitas no tuvieron tiempo para prepararse, planificar o empacar para el mayor cambio de sus vidas. Pienso en mí y me quedo tan atrapada y agobiada en la preparación y la planificación de los pequeños cambios de la vida. La clave siempre es dejar que Dios controle y provea lo que realmente se necesita y lo que Él quiere que se haga.
En la Palabra aprendemos que fue el mismo día (Éxodo 12:41-42) que los israelitas fueron sacados de Egipto después de 430 años y cada año debían observar este día por lo que el Señor había hecho por ellos.
Probablemente, los israelitas dejaron atrás la mayoría de sus posesiones. Sin embargo, todos partieron de Egipto, los lentos, los planificadores meticulosos, incluso los procrastinadores; todos salieron sin falta ese día. ¡Podemos maravillarnos de lo que Dios hizo para llevar a cabo un éxodo como este!
Para nosotras, las celebraciones de días festivos como Navidad y Año Nuevo son el mismo día todos los años, pero ¿por qué andamos locas como si dependieran de nosotras? Nunca lograremos hacer todas las pequeñas cosas que hubiéramos esperado o deseado, no obstante podremos celebrar cada año la razón de la celebración, sin importar cuán pocas o abundantes sean las cosas que tenemos. Dios proveyó al pueblo de Israel exactamente de lo que necesitaban en ese mismo día y nos proveerá lo que necesitemos en los días de celebración, y cualquier otro día por el que puedas estar ansiosa.
«Y mi Dios proveerá a todas sus necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús». -Filipenses 4:19