
He hallado a David, hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón,
quien hará todo lo que yo quiero.” (Hechos 13:22)
Durante esta semana hemos recorrido el corazón de David, ese corazón que fue escogido, valiente, adorador, arrepentido, leal y agradecido. Cada faceta nos muestra que la verdadera grandeza no nace de la perfección, sino de la entrega.
Padre amado, gracias por enseñarme a través de la vida de David. Hoy quiero presentarte mi corazón: imperfecto, pero dispuesto. Enséñame a alabarte en todo tiempo, a servirte con fidelidad y a vivir agradecida por Tu gracia. Que cada día mi vida refleje la nobleza que hay en la gratitud y el poder que brota de un corazón rendido a Ti.