
“E hizo Jonatán pacto con David, porque lo amaba como a sí mismo.” (1 Samuel 18:3)
Esta es una de las fases más hermosas en la vida de David: la amistad con Jonatán. Es asombroso cómo pudo conectar tan profundamente con el hijo del hombre que lo perseguía.
Esa amistad nació no del interés, sino de la lealtad y el reconocimiento de la obra de Dios en el otro. Jonatán, siendo hijo del rey Saúl, reconoció la unción que Dios había puesto sobre David, y en lugar de sentir celos o temor, eligió amarlo, protegerlo y honrarlo.
Señor, gracias por las personas que has puesto en mi vida como amigos verdaderos. Enséñame a ser leal, a cuidar los lazos que vienen de Ti, y a reconocer en otros la obra que estás haciendo. Dame un corazón como el de David y Jonatán: lleno de respeto, fidelidad y amor sincero.