
“¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? He aquí, el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.” (1 Samuel 15:22)
La historia de los reyes del Antiguo Testamento está marcada por una constante: el intento humano de agradar a Dios mediante actos externos, sin atender Su voz interna.
Saúl, ungido por Dios para reinar sobre Israel, perdió su camino cuando prefirió ofrecer sacrificios antes que obedecer. El profeta Samuel lo confronta con palabras que atraviesan los siglos: “Obedecer es mejor que los sacrificios.”