
“Codependencia Emocional”
Intro
Dr. Culero:
Bienvenidos a un nuevo episodio de En Terapia con el Dr. Culero. Soy su anfitrión, y hoy quiero llevarlos a explorar un tema que muchos viven sin saberlo: la codependencia emocional.
Quizá lo has escuchado en conversaciones, en terapia, o incluso lo has sentido en carne propia. Esa sensación de no poder estar bien si el otro no lo está. De perderte en la relación. De sentir que amar es cargar al otro, aunque te olvides de ti.
Hoy vamos a hablar de qué es la codependencia, cómo se origina, qué señales nos advierten que estamos en ella… y lo más importante: cómo empezar a salir de ese círculo que muchas veces lastima más de lo que une.
La codependencia emocional es una necesidad excesiva del otro: de su aprobación, de su cariño, de su atención. Es la dificultad para sentirte bien contigo mismo si no tienes al otro cerca o satisfecho.
A diferencia de la interdependencia sana, donde dos personas se apoyan mutuamente pero siguen siendo libres y completas, en la codependencia el amor se convierte en una atadura, en un miedo constante a perder.
Imagina a alguien que no puede tomar una decisión por sí mismo porque necesita la validación de su pareja. O que vive con la ansiedad de que si el otro se enoja, quizá se vaya. Eso no es amor sano, eso es vivir encadenado.
Amar no es perderte en el otro. Amar es encontrarte contigo mismo y aun así elegir compartir la vida.
Si quieres identificarlo en tu vida, fíjate en estas señales:
Te cuesta decir “no” aunque algo te incomode.
Sientes un miedo constante a que la otra persona se enoje o te abandone.
Te haces responsable de los problemas y emociones del otro, aunque no te correspondan.
Poco a poco vas dejando de lado tus hobbies, tus amistades, tus proyectos… todo para estar disponible.
Un ejemplo clásico: alguien que deja de ver a sus amigos, abandona sus pasatiempos, incluso cambia su forma de vestir o pensar… todo para complacer a la pareja.
La mayoría de las veces, la raíz está en la infancia.
Crecimos en hogares donde el amor estaba condicionado: “te quiero si te portas bien”, “vales si me haces caso”.
Padres ausentes o, al contrario, sobreprotectores.
Situaciones donde como niños tuvimos que cuidar de los adultos, cargando con problemas que no nos correspondían.
Un niño que crece cuidando a su madre triste o a un padre alcohólico aprende que su valor está en “hacerse cargo”. Ese patrón, aunque doloroso, se repite en la vida adulta. Y terminamos confundiendo el amor con sacrificio.
La codependencia nos empuja a relaciones tóxicas o abusivas. Nos impide poner límites, nos llena de frustración, de vacío y de un cansancio emocional que parece no terminar.
Con el tiempo, puede abrir la puerta a problemas de ansiedad, depresión y aislamiento.
Cuidar al otro es algo hermoso, natural, humano. Pero hay una diferencia importante:
Cuidar es acompañar desde la empatía, sin perderte a ti.
Ser codependiente es dejarte a ti mismo de lado para que el otro esté bien.
Un ejemplo:
Si tu pareja tiene un mal día, cuidarlo es escucharlo, estar presente.
Pero si renuncias a tu propio descanso, tus compromisos y tu bienestar solo para evitar que se enoje, ahí estás entrando en la trampa de la codependencia.
La buena noticia es que sí se puede salir. Aquí algunas claves:
Reconocer el problema. La conciencia es el primer paso.
Trabajar la autoestima. Recordar que vales por lo que eres, no por lo que das.
Aprender a poner límites sanos. Decir “no” también es un acto de amor.
Diferenciar entre amor y necesidad. El amor elige, la necesidad se aferra.
Retomar tu vida. Recupera hobbies, amistades, proyectos personales.
Buscar terapia. Individual o de pareja, para desaprender esos patrones heredados.
Te dejo un pequeño ejercicio:Haz una lista de 5 cosas que hagas solo por ti, no por tu pareja, no por tu familia. Solo por ti.