
La lealtad familiar a los conflictos o rivalidades familiares es un patrón inconsciente y persistente donde una persona, sin quererlo, se ve envuelta o contribuye a dinámicas de pleitos, discusiones, resentimientos o competencia dentro de su sistema familiar. Es como si el drama familiar se repitiera una y otra vez a través de las generaciones, y la persona, por lealtad, se mantiene en ese ciclo.