
Antonio Machado, voz ineludible de la Generación del 98, transformó la poesía española desde un modernismo introspectivo hasta una profunda reflexión filosófica sobre la existencia. Su obra, íntimamente ligada a los paisajes de Castilla y a tragedias personales como la muerte de Leonor, exploró con conmovedora sinceridad el tiempo, la muerte y el amor. Más allá del verso, Machado fue un comprometido intelectual y ferviente defensor de la educación, la justicia social y la Segunda República Española, una postura que le costó el exilio y el olvido póstumo inicial por parte del régimen franquista. Desde sus tempranas "Soledades" hasta las clarividentes reflexiones de sus apócrifos "Juan de Mairena" y "Abel Martín", su legado perdura como un faro de humanidad y lucidez que sigue resonando en el mundo hispanohablante.