
El mal y el bien son frutos del árbol del conocimiento. Obtenemos conocimiento cuando somos capaces de descubrir en el mal un bien que nos catapulta hacia la libertad. La frase 'no hay mal que por bien no venga' nos imprime optimismo y nos revela que, aunque no tenga un sentido inmediato, nos llevará a encontrarnos a nosotros mismos y a reconocer la grandeza que tenemos como supervivientes. El mal podría haber sido diseñado para obtener un crecimiento más rápido y alcanzar la evolución de la conciencia de una manera genuina. Cada experiencia vivida, sea buena o no tan buena, es un triunfo para el alma.