
La devoción a Nuestra Señora de las Nieves data del siglo IV y está vinculada a una leyenda popular romana durante el pontificado del Papa Liberio (352–366). Un matrimonio patricio sin descendencia pidió a la Virgen orientación sobre cómo emplear su herencia de manera cristiana. A ambos, así como al Papa, se les apareció en sueños María pidiendo la construcción de una iglesia en el lugar donde despertaran y encontraran nieve en pleno verano.