
Las imágenes dan idea de la devastación y la desolación. Es un escenario de guerra. Pero no estamos en una guerra ni, se supone, España es un país subdesarrollado. Por lo tanto, es justo exigir que ese gran, omnipotente y sacro santo Estado, gigantesco, que nos sablea a los ciudadanos con una fiscalidad brutal, responda con eficacia ante cualquier emergencia. Lo sucedido demuestra, una vez más, que nuestros regidores son una pandilla de gente sin preparación, sin cualificación y sin capacidad. Espero que los afectados por esta negligencia mortal presenten una demanda penal contra los responsables. Porque sí hay responsables en lo ocurrido. Responsables de no haber advertido a la población del enorme riesgo vital que iba a correr. No pueden quedar impunes aquellos que por su negligencia o ineptitud han llevado a la muerte a tantísimos inocentes.