
Como dice el refrán “a perro flaco todo se le vuelven pulgas”. Sánchez está rodeado por asuntos turbios e incurso en procedimientos judiciales, aunque todavía parece que tangencialmente, indirectamente. El tema está en saber si, como dice de Aldama, el presi estaba al corriente como número 1 de todo lo subterráneo que se cocía entre sus huestes. Es difícil excluirle de los tejemanejes de su santa mujer y de su hermano. También es complicado apartarlo de su ex mano derecha Abalos al igual que del imputado fiscal general de estado, ¿de quién depende la fiscalía?, Sánchez dixit. El llamado Delcygate ocurrió con su conocimiento y ahora llega a cantar el gorrión de Aldama. El empresario es toda una garganta profunda que desde hace años se ha lucrado, malamente, con negocios amparados en lo público.
A toda esta mierda se suma el fango y la tragedia de Valencia con una respuesta negligente, indolente e inconcebible. “Si necesitan ayuda, que la pidan”, es una frase que perseguirá a Sánchez igual que lo hicieron quienes querían vapulearle en Paiporta. Nadie le rozó, pero él “estaba bien” después de haber eludido un “ataque premeditado y orquestado por la extrema derecha”, sentenció el que dice luchar contra los bulos.