Lo que más le interesa a Sánchez es su bienestar. No lo ha escondido nunca. Un día nos aclaró que había comido tarde, otro que se encontraba bien de salud y sabemos, además, que es un hombre profundamente enamorado. En este último aspecto, desconozco si esto incluye escribirle poemas a Begoña para mantener viva la llama del amor y ocupar su tiempo en esos tediosos viajes por el mundo donde tiene mucho tiempo libre. Ha arrancado la semana con dos días magníficos dedicados a la política vacía de contenido, que es lo que más le puede gustar. No hay más que ver
la escena ridícula de su sumisión a Trump para que le dejaran participar en la firma del acuerdo de paz para Oriente Medio.