
Aunque los medios y los poderes nos repitan lo contrario hasta la saciedad: aquí nadie ha ganado y nadie ganará. ¿De que victoria hablamos cuando el precio que pagamos como humanidad esta teñido por tanta sangre? ¿Cuál victoria si, en un mundo de hambre y miseria, de injusticias e inequidades históricas, se dedican tantos recursos para alimentar un conflicto que amenaza con más destrucción y más miseria? Nula victoria, pírrica victoria: la guerra es un fango que nos atrapa en la catástrofe, un fuego que amenaza con devorarlo todo, una tormenta que todo lo derriba.