Es evidente que la evolución de las culturas muestra una convergencia hacia modelos éticos compartidos. Por ello, creo posible enunciar una Ley del progreso ético de la humanidad:
Los seres humanos, cuando se liberan de la pobreza extrema, la ignorancia, el dogmatismo, el miedo al poder y la insensibilidad hacia el prójimo evolucionan convergentemente hacia un modelo de felicidad pública que se caracteriza por el reconocimiento de derechos individuales, la acionalidadcomo forma de resolver problemas, la participación en el poder, el rechazo de desigualdades no justificadas, las garantías procesales y las políticas de ayuda. De esta manera se facilita la satisfacción de los tres grandes deseos en que consiste la felicidad: sobrevivir agradablemente, mantener relaciones sociales satisfactorias y ampliar nuestras posibilidades de acción.
Eliminar los obstáculos — la pobreza extrema, la ignorancia, el dogmatismo, el miedo y la insensibilidad— pueden considerarse parte de nuestro repertorio de vacunas. Pero estamos contagiados por tantos virus mentales que ya no reconocemos lo insensato de muchas de nuestras decisiones. Por eso necesitamos un largo trabajo de recuperación de la sensatez, que continuaremos en el Panóptico.
Este es el último podcast de esta temporada. Les deseo un buen verano y que ustedes lo piensen bien.
Atribuciones: