La crisis puede presentar una oportunidad para el canal, pero no para el sector porque el consumidor priorizará la compra de alimentos básicos a menos que la situación actual se alargue.

Tiendas cerradas, trabajadores a domicilio, ciudades aisladas. En el papel, la crisis del coronavirus presenta una gran oportunidad para el comercio electrónico de moda. Clientes cómodamente sentados en su sofá, limitados a comprar sin conexión, haciendo clic en masa en Asos, Zara, Zalando o Mango. Pero el comercio electrónico tampoco está alienado exactamente de la situación: con el estrés generalizado entre la población y las interrupciones logísticas, ¿qué pasa si el comercio electrónico no puede rescatar la moda después de todo?

En Italia, el mercado maduro donde el coronavirus ha tenido el mayor impacto hasta ahora, la primera reacción de los consumidores causó un aumento en las ventas. Sin embargo, a medida que aumentaron las restricciones, sus compras en línea cambiaron progresivamente a necesidades básicas como alimentos o medicamentos. En medio de la crisis, pocos quieren comprar faldas. Quizás la situación cambie si las circunstancias excepcionales se alargan, pero mientras tanto, toda la moda, en línea y fuera de línea, dolerá.

Las ventas de moda a través de la red representan un modesto 7,4% de las ventas de moda en España. En Francia, la tasa asciende al 13,4%; En Alemania, con el 24% y en Italia, el país europeo más afectado por la pandemia de Covid-19, se sitúa en el 11,7%, según datos de Kantar. El Reino Unido es el mercado europeo con mayor penetración del canal y uno de los primeros del mundo, con una cuota del 28,2%.

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↑ Prof. Estructura Economica - Santiago Becerra