
La culpa es la raíz del castigo: si te sientes culpable, tú mismo abres la puerta para que otros te juzguen o castiguen.
El consejo es que vivas de acuerdo con tus propias creencias, sin justificarte ni dar excusas innecesarias.
Cuando dejas de sentir culpa, las personas que buscan manipularte pierden poder sobre ti y tu mente se libera.