
En el ser humano existe la necesidad profunda de amar y ser amado. Es como un impulso instintivo, una motivación inconsciente para buscar a alguien con quien estar, con quien compartir la vida. Pero a veces ocurre que la persona que encuentras no encaja con lo que buscas o con lo que esperas. Y así va pasando el tiempo. Hasta que te das cuenta de que hay que hacer algo, crear aquello que necesitas, y crearte a ti.
Aquello que buscas fuera, en realidad lo llevas dentro, son partes tuyas inconscientes, que tienes que expresar en el mundo. En cierto modo, lo que estás haciendo en la vida es construirte a ti. Si eres capaz de expresar tu autenticidad, puedes atraer el amor de otra persona y dar vida a una nueva relación.
Es como Pigmalión en el mito, que no encontraba a ninguna mujer que se ajustara a sus expectativas, por lo que esculpió la estatua de una mujer en marfil, y la llamó Galatea, tan bonita que se enamoró de ella. Era tan intenso ese amor, que Afrodita le dio vida, y al final se casó con ella.
Pigmalión nos recuerda que todo ser humano lleva un artista en su interior, que es capaz de crear aquello que necesita y aún no existe. Y el amor es la fuerza que le va a dar vida.