
La búsqueda de autoconocimiento es, en cierto sentido, como regresar a casa, un viaje interior. Al igual que el viaje que realiza Ulises en la Odisea, que tras vencer en Troya vuelve a casa para reencontrarse con Penélope.
La guerra de Troya es una metáfora del mundo profesional y del patriarcado, que valora la competitividad, la jerarquía e incluso tolera la agresividad, con tal de alcanzar el éxito. En el mundo del guerrero, Ulises es admirado por su destreza y habilidades masculinas.
En cambio, la Odisea simboliza el regreso al universo interior del inconsciente y lo femenino. Especialmente a través de su relación con 3 mujeres, Circe, Calipso y Nausícaa, que le ayudan a desarrollar los aspectos femeninos de su personalidad, favoreciendo su reencuentro con Penélope.
Circe representa el arquetipo de Afrodita, la diosa del amor y la sensualidad. A través de su relación con Circe, Ulises explora y desarrolla aspectos de su propia sensualidad y conexión con el placer físico.
Calipso personifica el arquetipo de Hera, la diosa del matrimonio y el hogar. A través de su tiempo con Calipso, Ulises experimenta la sensación de ser cuidado y protegido en un entorno doméstico.
Nausícaa encarna el arquetipo de Atenea, la diosa de la sabiduría y la estrategia. A través de su encuentro con Nausícaa, Ulises desarrolla su lado intelectual y estratégico.
Así, el viaje de Ulises representa un modelo a seguir para liberarnos poco a poco del condicionamiento producido por los valores del patriarcado, y volver a conectar con la naturaleza, lo femenino…. con nuestra alma. De esta forma, logramos un mayor equilibrio personal y autoconocimiento.